Incendias colinas de espera. Pasos bajan a la memoria. Y seguimos sacando masas de distancia a mi amanecer. Iremos de retorno, de frente a la entraña de tu amanecer amarillo, hasta hacerle llorar para que llueva. Y lloverá, sonido vertical. Entonces vendrá una canción a juntarse entre dos veranos interiores. Vendrá la luz a juntarse en colores amados. Y la luz y la lluvia se meterán por nuestro ser y tendremos ganas de llorar y lloverá.
Al frente del amanecer de ambos, sosegadas, como yendose siempre de su inmovilidad, nacerán piedades amadas.
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